IGLESIA DE SAN TIRSO DE GODOS


Entre Sograndio y Pintoria, a seis kilómetros de Oviedo se encuentra la parroquia de San Tirso de Godos.
Criticada antes incluso de ser terminada y llamada “plaza de toros” por sus vecinos, este templo con capacidad para 600 personas se levanta en un pueblo que no supera el centenar de casas.
Este exponente de la arquitectura moderna fue proyectado por el arquitecto asturiano Juan Vallaure en 1966.

Godos contaba con una pequeña iglesia junto al cementerio -algo apartado de la ubicación actual-, cuando en la década de los 60, la señora Dña. María Sánchez, natural de este pueblo y propietaria de unos laboratorios de farmacia en Madrid, donará en cumplimiento de una promesa, la iglesia que venimos a tratar.

La obra era supervisada cada cierto tiempo por el hijo político de la benefactora, que reprochaba al arquitecto el excesivo tamaño del edificio, haber sobrepasado el presupuesto y las pocas visitas que realizaba a las obras que iban además con retraso. Pese a esto, el templo será inaugurado por el Obispo Tarancón el 12 de junio de 1966.



La planta de la iglesia se resume en un triángulo redondeado que conforma la nave y tres gajos que se disponen en sentido giratorio acogiendo la sacristía, el baptisterio y la capilla del Santísimo.
Pila de agua bendita a cada lado de la puerta.

Los muros de hormigón están rematados por una cristalera de colores que circunda todo el perímetro con tonos rojos y amarillos en la cabecera y azules a los pies. Este ventanal que dota de gran luminosidad y misticismo al lugar, sigue un esquema de cajones de madera en sentido vertical que Vallaure ya había empleado en la iglesia de la Corredoria en el 64.
La cubierta de pizarra a dos aguas se dispone en sentido ascendente hacia el presbiterio, con un recubrimiento de madera de pino en el interior dejando ver el esqueleto metálico que la sostiene.

En el exterior, llama la atención el color rosado del muro en contraste con el ocre del marco de los ventanales. Un volado atrio nos introduce al acceso principal, mientras a un lado se levanta el campanil con hueco para tres campanas. Este, que solo conserva una y el yugo de otra, estaba coronado por una gran cruz que se desprendió y fue finalmente enajenada.
De vuelta al interior, encontramos nada más entrar a nuestra izquierda el baptisterio, que cuenta con puerta propia, está cercado por una reja de hierro y acoge la pila bautismal de piedra diseñada por el propio arquitecto.

Del lado contrario nos adentramos en la capilla del Santísimo Sacramento -que ya no se usa como tal- en cuyo testero se abre un gran ventanal como los citados antes que nos ilumina de frente. Cuenta con un altar de piedra con frontal de hierro con formas de peces, un Sagrario de latón y un San Antonio de Olot.

Confesionario

Capilla del Santísimo.


Talla de Antonio Suárez
En el muro curvo de esta capilla cabe destacar un gran confesionario de madera diseñado, al igual que todos los demás muebles por Vallaure que mostraba un gran interés, como otros tantos arquitectos de su época, por dejar provistos los templos de todo lo necesario para el culto en forma de objetos únicos y modernos.

El altar mayor se eleva sobre tres peldaños, es también de piedra y tiene en su frente unas espigas silueteadas en hierro y pitadas de negro. A cada lado, tres tubos también de hierro enclavados al suelo sirven de candeleros, mientras del techo cuelga una lámpara de hierro con una gran cruz que ilumina exclusivamente el altar. Detrás, se sitúa el Sagrario, del mismo metal y con la puerta en mosaico.


En el lado del Evangelio del presbiterio, un balcón de hierro con relieves eucarísticos sirve de púlpito o ambón. Tras él, en la pared, una talla en madera vista de la Virgen a modo de Inmaculada. Se trata de una obra hasta ahora desconocida de Antonio Suárez, realizada en su taller y siguiendo la estética de sus otras esculturas conocidas: la Virgen del Hospital General (desaparecida), el San Juan Bautista de la Corredora (cuya ejecución, Ana Gago, atribuye a Luis Fernández), su idéntica de la iglesia de Fuentes Nuevas en Ponferrada y un Cristo para el colegio Auseva que le atribuye el autor.
Suárez, en dos cartas dirigidas al arquitecto aparece como diseñador  del Sagrario, los candeleros y toda la parte decorativa como la elección del color de las vidrieras.

Por el lado izquierdo del presbiterio se baja a la sacristía, pues la iglesia está en un desnivel, donde se repite el ventanal frontal que veíamos en la capilla del Sacramento, esta vez con una puerta y escaleras para salir a la parte posterior de la iglesia.




Inmaculada del S. XIX.



El templo cuenta con algunas imágenes que provienen de la antigua iglesia -cuyo solar fue destinado a nichos del cementerio- y que tienen cierta antigüedad. Son dos tallas de Cristo crucificado -terriblemente repintadas- y una de la Inmaculada del S. XIX.

Entre el ajuar litúrgico, figura también un Misal de 1651, un cáliz decimonónico con los elementos de la pasión grabados que carece de marcas y un estandarte en muy mal estado, perteneciente a algún tipo de cofradía penitencial y de Ánimas, pues tiene pintado por un lado un crucificado y por el otro, una representación de las Almas purgantes. Estas pinturas están prácticamente perdidas, pero una reconstrucción del de las Ánimas parece ser idéntico a la pintura que Antonio Fernández de Cuevas -hermano del también pintor Telesforo Cuevas- realiza en 1895 para la iglesia de San Isidoro, pudiendo ser del mismo autor y época este estandarte.

Otras imágenes más modernas y sin valor son las de San Tirso, patrono de la parroquia; Santa Lucía vinculada a la promesa de la donante de la iglesia y un Sagrado Corazón, además de varios cuadros.

Una pieza que parece de nuevo interesante es la cruz del altar, de bronce, sin duda de algún escultor relevante y en la que Cristo aparece imberbe, rodeado por los cuatro evangelistas.

El edificio presenta muchos problemas de conservación por el poco cuidado que tan pequeño pueblo le puede ofrecer. Las puertas y ventanales están muy deteriorados, muchas partes podridas han terminado por deshacerse. La talla de Suárez está atacada de xilófagos y las demás imágenes repintadas o en mal estado.
La romería de San Tirso dejó de celebrarse ya hace algunos años, la misa que se celebra los domingos a las cuatro recibe la asistencia de unas seis personas, dejando a Godos un futuro incierto como tantas otras parroquias asturianas y un valioso patrimonio en juego.


Fiesta de San Tirso el primer domingo de septiembre de 2019.





BIBLIOGRAFÍA


Comentarios

  1. La Iglesia cuando se puede visitar?

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  2. Sigue abierta la Iglesia, o ha cerrado??

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    Respuestas
    1. Desconozco la situación actual, pero seguro que puede contactar con el párroco de Trubia o ir antes o después de misa.

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