CAPILLA DEL ANTIGUO COLEGIO AUSEVA


Probablemente muchos recuerden al pasar por la calle de Santa Susana, frente al instituto Alfonso II, aquel lugar dónde estuvo el colegio Auseva que hoy se emplaza en la falda del Naranco. Una placa conmemorativa, el Garaje que lleva por nombre "Auseva" y la rejería original del colegio, mantienen vivo su recuerdo.
1934: Instituto de 2ª Enseñanza, frente al antiguo Auseva
Los Hermanos Maristas, fundados por San Marcelino Champagnat en 1817, llegan a Oviedo en 1909. Dos años después crearían en Santa Susana la Academia Políglota del Sagrado Corazón de Jesús que en 1933 pasa a llamarse "Auseva".
Con la revolución de 1934 se produce una explosión en el Instituto de Segunda Enseñanza (Ubicación actual del IES Alfonso II) que afecta al pabellón exterior del Auseva.  En 1935 será reconstruido por el arquitecto Julio Galán, conservando intacto el pabellón interior y el patio que los separaba. 
Enseguida el edificio se queda pequeño y sufre varias ampliaciones, como la elevación de la fachada y posteriormente, en 1965, la unión del pabellón de entrada y el interior con una gran estructura que no pudo ser terminada por problemas con la licencia de obras.  Sin embargo, se consigue terminar la capilla que había tenido que retirarse de su ubicación original en el pabellón que daba a Santa Susana.
El colegio volverá a quedarse pequeño y en 1982 se inaugura el nuevo Auseva que hoy conocemos en San Pedro de los Arcos. El antiguo edificio es demolido en 1990.






Detalle de la mano de Champagnat.
Los mosaicos han sufrido algunos arreglos y
 necesitan una restauración.
Aquella nueva capilla, seguramente terminada en 1967, era de planta rectangular, amplia y luminosa por los numerosos ventanales en forma de "T" que daban al patio por el lado derecho, mientras que el izquierdo lo recorría una especie de tribuna o coro con un vía crucis.
El altar se elevaba sobre dos gradas y era de mármol gris. En el presbiterio lucían dos grandes mosaicos del conocido artista gijonés Antonio Suárez (1923-2013) con un Crucifijo y el Sagrario entre ellos.
Dicha imagen que podría ser obra o diseño del propio Suárez y los murales -aunque recortados- se encuentran hoy en dependencias del nuevo colegio.

El mosaico que correspondería al lado del Evangelio, muestra a San Marcelino Champagnat postrado ante la Virgen y sosteniendo las tres violetas, símbolo marista de las virtudes de María: sencillez, humildad y modestia. En el mural del lado opuesto, Jesús conversa con sus discípulos: Pedro, Santiago con bastón de peregrino y Juan, el más joven.



La obra que Suárez realiza entre 1966 y 1967, por valor de 126.000 pesetas, comprende además de los dos grandes mosaicos, un vía crucis de madera desaparecido, pero que podemos recomponer parcialmente a partir del archivo fotográfico del centro. La técnica empleada es algo ambigua, si bien distinguimos el pirograbado que Suárez ya utiliza para el vía crucis de la capilla del Hospital General y el de la iglesia de la Corredoria. La iconografía sin embargo, no tiene precedentes, pues la composición prescinde de la figura humana y es que Cristo aparece representado únicamente como una corona de espinas “flotante”.
El crucifijo y los mosaicos se han trasladado al nuevo colegio y se encuentran en la sala de profesores y el salón de actos respectivamente. Todos los demás elementos de la capilla están en paradero desconocido.





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